lunes, 2 de noviembre de 2009

Pocas de cal y muchas de arena... Mi experiencia teatral! (Parte III de III)

A mediados del 2009, gracias a lo hiperactiva que es la Srta. Vitti (una gran amiga, uno de los seres que más admiro y que tuve la dicha de conocer en mis estudios en la universidad), me invitó a ver una obra de teatro llamada "Improvisto" cuyo slogan rimado es "donde nada está previsto". Estuvimos a punto de no llegar a la función, pero gracias a Dios, y a un retraso en el inicio de la presentación, corrimos con suerte.

Esa pieza teatral, con una duración de una hora y media o casi dos, la disfruté muchísimo, era una gran improvisación, parecía mágica, con una hermosa música instrumental de un grupo llamado "Gaélica". El objetivo de "Improvisto" tenía como raíz la interacción del público, por medio de papelitos escritos por la audiencia (que no fueran refranes, groserías o títulos originales de obras), con esto y a partir de géneros seleccionados al azar se improvisaba. Me reí mucho, aunque muchos chistes no causaran tanta gracia.

El punto de todo esto es que en el programa de mano (que se entrega al inicio, y el cual hace referencia al personal artístico y técnico) había una nota de agradecimiento de una actriz que estaba feliz de haber podido formar parte del grupo esa temporada y también por su participación en un taller de "Akeké Circo & Teatro" los que presentaban el show. Al salir de la función, le comenté a mi amiga que disfruté a granel el espectáculo. Además, que "sería finísimo tener la oportunidad de realizar un taller con esa gente". A lo que la Sta. Vitti respondió: Yo los conozco, ellos el año pasado abrieron uno, este año no sé, pero te puedo dar su contacto, o por lo menos su página web para que te informes. Quedó así, como una promesa al aire que podía cobrar vida o no.

Al mes, ella me avisa que ese grupo de teatro abrió las inscripciones para un taller de "Match de Improvisación" dictado por Lilber Tovar. No tenía idea que significaba ni quien era ella, sin embargo, no dudé dos veces, y al día siguiente, saqué dinero del cajero, fui al lugar indicado, pagué y me anoté para ser parte del alumnado. Le comenté a mi amiga. Ella corrió al otro día a inscribirse. Y esperamos ansiosas la primera sesión.

Nos perdimos en Parque Central, no encontrábamos el sitio y nadie nos daba razón... Qué bueno que esta vez, éramos más que puntuales, nos dio chance localizarlo a la hora justa. Al llegar, observamos a un grupo "radicalmente" diverso, de diferentes edades y tendencias, todos mezclados, tanto los viejos como los nuevos, había una sensación de gran expectativa que invadía paulatinamente aquel espacio.

Mi amiga y yo teníamos miedo. Sentímos que salimos de una burbuja que representaba Teatro UCAB. Fue un verdadero primer día de piez izquierdo, tanto fue... Que ella tiró la toalla y se negó rotundamente a ir a otra sesión. ¿Qué ocurrió? Tensión, pero una tensión heavy, que después de cada presentación que pidió, Lilber, la facilitadora, había murmuraciones de muchos.... La impresión final de esa sesión fue de pánico, temor de volver a asistir y ser una idiota en escena después de unos cuantos años practicando el mundo de las artes escénicas. No obstante, con pavor y todo, odio renunciar sin poder intentarlo. Además, di una inversión menor que no retornaría jamás, así desistiera con la mejor excusa. En fin, no podía renunciar, o por lo menos, no quería.

La sengunda sesión, y las demás, fui yo sola. Para mi grata y enorme sorpresa cada ensayo era mejor que el anterior. Volvía a los inicios del teatro sin saberlo. Comenzaron por ejercicios físicos de estiramiento, calentamiento, y hasta yoga. Seguido de juegos de agilidad mental y física (volví a ser niña una vez más). Para continuar con ejercicios de improvisación y críticas constructivas de nuestras actuaciones (sí, de cada uno, yupii, y no de los especiales). Todo era improvisar, improvisar e improvisar. Lo importante era la concentración, disfrurarlo y querer hacerlo.

Confieso que al inicio declaré que era MALA CON MAYÚSCULA CUANDO TENÍA QUE IMPROVISAR EN CUALQUIER ÁMBITO DE LA VIDA. A ellos no les importó, era una obligación ejecutar en escena una improvisación, y si no querías, los demás te daban palabras de alientos, consejos, halagos, incentivos o cualquier cosa para que lo hicieras. Realmente estaba anonadada, no me lo creía en un grupo de desconocidos donde pensé que lo importante era la ley de Darwin, "la supervivencia del más fuerte", esto lo pensé siempre porque aparte esto era un proceso de audición para entrar al equipo de improvisadores.

De ser pésima pasé a regular, con buenos momentos, a veces de gran luz... Mejoré notablemente, ellos decían que mi mejor arma es que podía adaptarme a los demás. Comprendí que debía aprender a escuchar más y a tener más confianza en mí. Asimilé un poquito de cada miembrodel taller, desde los facilitadores hasta mis otros compañeros, de forma directa o indirecta amé a las personas que conformaron ese grupo. Sé que no era un cuento de hadas porque muchas veces sentí terror de pasar al escenario, equivocarme y ser juzgada duramente, pero cada vez que terminaba salía con una energía y una alegría abrumadora.

Lo bueno dura poco. Y el taller terminó. Tuve la dicha de tratar a personas tan extraordinarias como Lilber, Reynaldo, Carlitos, Christian, Nadia, Héctor y otros más como facilitadores. Así como unos grandes compañeros como Ron, Abiram, Nathalie, Alelita, Mariana, Ángel, Arianni, Anakarina, Ricardo, Los Raúl, Mafe, Javier, Francisco y otros más que se me están pasando por alto. No me entristecí porque no quedé seleccionada (para mí esto fue una de cal), realmente los que quedaron eran geniales, y descubrí que puedo ser buena si me dedico. La practica puede hacer al maestro como dice el refrán popular. Agradecí a Dios por permitirme esta experiencia. Como expresaría para cualquier proceso una excelente profesora (llamada Lucía Díaz Sas) y que a su vez dicen los gringos "Se necesita un 70 % de técnica y un 30 % de creatividad".

Concluí que no me voy a dedicar al teatro, que tampoco muero por ser actriz. Lo más probable es que intente hacer otro taller con este grupo maravilloso y auténtico, que no hace tanto ruido de ser unido como otros, y que tiene muchas nueces al recibir a cualquier persona si de verdad estás con la filosofía de ellos y lo demuestras. Un acercamiento al teatro profesional, sin dejar a un lado la perspectiva social (Una parte de ellos, son payasos de hospital, con cierta relación a la película "Patch Adams"). Fueron increíbles.

Por estar metida en otras cosas, rechacé una invitación del grupo a compartir con ellos. Espero que surja una ocasión más, y si no ocurre, no importa. Descubrí por otros proyectos, que mi pasión es el mundo audiovisual, aunque no sé exactamente en que cargo me destaque, tengo la seguridad plena de que es detrás de cámara, y eso nadie me lo quita. Efectivamente, un gran logro, una de cal pese a que parezca de arena. Esta fue mi experiencia teatral.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Pocas de cal y muchas de arena... Mi experiencia teatral! (Parte II de III)

Los personajes que amé fueron fragmentos en una gran propuesta. Recuerdo que al cursar, en mis estudios universitarios, la materia "Artes Escénicas", dictada por José y Virgi, nos tocó seleccionar una obra de la madre patria, de España. No había muchas opciones, pero la elegida fue "La Casa de Bernalda Alba" de uno de mis dramaturgos favoritos, también escritor y poeta español, el hermoso Federico García Lorca. La fracción fue de 10 minutos, o menos. Y yo era La Poncia. Fue genial.

La Poncia, la mujer de servicio confidente de la dueña, de la correcta Bernarda, la criada principal de la casa, sí, esa mujer. Me encantó su sencillez, sus palabras populares y sabias. Es curioso que los dos personajes que me maravillaron los llevé vestidos con el mismo suéter negro cuello de tortuga y con faldas negras parecidas. Esa fue una de cal arenosa.

El cuarto año lo abandoné. Estaba con mis problemas personales y me obstinaba ver, de vez en cuando, la hipocresía y el desdén de cierto grupo (personas particulares, que se consideran unos divos como si hubiesen obtenido el Premio Nacional de Teatro o algún Oscar por mejor actuación, lo cual comprendería si fuera el caso) a los que éramos simples mortales.

Sentía que me comenzaba a afectar el teatro y eso sí que no lo permitíría. Además, tendría de nuevo que audicionar para "Diálogos de Carmelita" de Georges Bernanos y no quería pasar por la vergüenza nuevamente de que me dijeran "Gracias pero no, eres pueblo" y luego una frase de cierre para calmar "No hay personaje pequeño".

El último personaje de mi estadía con Teatro UCAB fue Kathy. Ella fue mi favorita, le agarré mucho cariño. A Kathy la defino como una loca comunista, una hippie malcríada y una marihuanera guerrera, que pertenece a la obra absurda "Seis personajes sin sentido" del dramaturgo y escritor español Alfonso Vallejo escrita en los años 70. Era comedia esa porción en la obra "Variaciones sobre un mismo tema: Un ejercicio sobre la libertad" dirigida por Virginia.

Me presenté una vez. Y para lo patética que era actuando (o así me consideraba en ese momento), me llenó de satisfacción cuando la esposa de José me felicitó y dijo que la hice reir, que le encantó mi actuación. Fue Mágico, no glorioso, sino estupendo (ella no es amiga mía cabe destacar). Por primera vez pensé que tenía alguna posibilidad de creerme actriz y no árbol 1, árbol 3000 u hoja de árbol.

Luego ocurrió mi decepción teatral. Meses después ensayábamos para volver a presentar la obra en la UCAB, y faltando 3 días previos a las dos únicas presentaciones ocurrió lo inesperado. Mi querida Virgi (sin ironías) me partío el corazón teatralmente. Me dijo que era un desastre, que no era buena actriz, no tenía ese talento, y que no podía mostrarme al público. Sólo tenía un único chance para ensayar y ver si era posible que yo apareciera en la obra. No podía asistir por un taller relacionado con mi gran pasión que es el cine. Simplemente nop.

Qué deprimente que de 30 o 40 actores en escena yo era la peor. Además, mi personaje era compartido y mi hermana Kathy lo hacía mil veces mejor que yop (Fue buuurda de chimbo... Aunque quiero mucho a mi hermana, sí, mi compañera Dany que es un ángel, ella es increíble). Supongo que no era lo suficientemente digna para compartir escena con los otros. Ciertamente, nadie es indispensable o por lo menos lorelorediaz no lo era. Este fue la gota de arena que rompió la burbuja de cristal.

Lo más irónico fue la petición de Virgi de asistir a las presentaciones aunque no dijera nada (ojo, no como espectadora) y la llamada de una compañera para pedirme mi vestuaio ya que no pertenecía a la obra. Fue duro, pero superable, tengo una vida que no dependía de ese mundo. Realmente fue fino conocer otro grupo de teatro antes de ensayar de nuevo a Kathy. Gracias Teatro UCAB por la gran parte, enorme, de mi experiencia teatral... Pocas de cal y muchas de arena!

Esta es la segunda parte de esta cuento reflexivo porque a pesar de esto conocí gente maravillosa y especial, logré algunos de mis objetivos cuando audicioné hace 5 años: Valentía al hablar, mayor seguridad... Todavía me pongo nerviosa con público, pero ahora lo disimulo bien (Además esto me sirvió, sirve y servirá para mis otras pasiones audiovisuales). Gracias Virgi, gracias José y gracias Ana por conocerlos y enseñar parte de sus capacidades, talentos y magias teatrales.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Pocas de cal y muchas de arena... Mi experiencia teatral! (Parte I de III)

Cuando hace 5 años audicioné para Teatro UCAB, junto a dos grandes amigas del alma, era una persona super introvertida... Me daba PÁNICO hablar en público, no encontraba palabras entre los nervios y mi autocrítica, realmente tenía un tono bajo y duditativo (producto de mis sombras). Paralelamente, tenía sueños de mejorar como persona, obtener una nueva vivencia, conocer gente especial (individuos diferentes a lo común), y por qué no descubrir un nuevo talento.

En mi primer año, conocí gente como yo inocentes con miles de expectativas en esta envolvente experiencia artística. También a los "viejos y duros" que se veían inalcanzables, y que había que tratarlos con respeto y adoración, a pesar de que la mayoría de ellos te aplicaran la ley del hielo.

Hice ejercios (que ahora que lo pienso disfruté muchísimo) desde el espejo, caminar por el espacio hasta juegos de integración y agilidad mental. Al poco tiempo estuve en una lectura dramatizada de una obra de Arthur Miller de 1952 llamada "Las Brujas de Salem" basada en los hechos sobre juicios de brujas que rodearon a un lugar como Salem, Massachusetts en los Estados Unidos en 1692. El Sr. Miller escribió sobre el evento como una gran y poderosa metáfora de la persecución ideológica del "mccarthismo" que sucedió en EEUU en los años 50. Esta pieza teatral tan actual que me sorprende...

En fin, la obra era dirigida por la Srta. O' Callaghan, burda de intensa y especial, la estimé mucho, a pesar de sus gritos e histeria (por dentro contaba a veces hasta 10 por ser primeriza como directora), pero no conozco alguien con taanta pasión desbordante por el teatro... "Las Brujas de Salem" significó mi primera entrada a las tablas, mi personaje era masculino (para mi desgracia incómoda), era el Juez Hathorne que "...tuvo un papel tan protagonista en el martirio de las brujas, que puede decirse justamente que su sangre dejó una mancha sobre él. Tan profunda, que sus viejos y secos huesos, en el cementerio de Charte Street, aún deben conservar esa mancha, a no ser que no se hayan convertido ya en polvo". Cita que extrigo de la página www.hplovecraft.es.

Nunca aprecié a Hathorne. Simplemente me dedfiqué a juzgar al personaje, no estaba de acuerdo en lo que hizo ese señor. Me parecía detestable. Esto también producto de que no me brindaron herramientas o técnicas para llegarle al sujeto de estudio. Y por novata tampoco me procupé sola en hacerlo. Además odiaba a Hathorne porque actuar como hombre me molestaba, me parecía humillante. Para lo femenina que yo era pensaba que si fuera marimacha sería más fácil actuar y ser masculina.

La Ley de Murphy logró que al año siguiente repitiera el personaje, pero esta vez con una puesta en escena como tal y no leyendo nada más. Amaba la obra, era sublime. Me fascinaba la defensa de la verdad y de su nombre de John Proctor, lo perversa que podía ser Abigail Williams, la conciencia del reverendo Hale, la integridad de Giles Corey y las tantas características de otros personajes. Me encantaba la propuesta artística de Ana. Sin embargo, seguía aborreciendo a Hathorne y como actriz era Mala, con M mayúscula, me enredaba, gritaba o susurraba los textos, a veces engolaba la voz (patético) y no caracterizaba bien. Sumando una de arena.

También, en mi segundio año estuve en "El Principito", una magnífica obra del escritor y aviador francés Antoine de Saint-Exupéry. Amo con tooodas mis fuerzas al Principito. Él representa ese niño que llevamos por dentro, el cual evoca los valores más arraigados y esenciales de la humanidad. En mi memoria siempre estará el secreto del Zorro: "Sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible para los ojos".

Dentro de la obra montada por José Rafael Briceño (También llamado José o Prof. Briceño) yo audicioné y entre de bromita, por un pelo... Repito era muy mala actriz. Obtuve el personaje del Vanidoso, que simboliza la soberbia y egoísmo del hombre, el cual busca el reconocimiento y la admiración social, viviendo en la superficie, y como diría el Principito: ¿Para qué te sirve?. Definitivamente, las personas grandes son muy extrañas.

Mi personaje era un títere, muy simpático por cierto, pero sólo eso. Disfruté el proceso... Las lecturas, la creación de los títeres con goma espuma y un fuerte olor a pega de zapato, el papel maché para los planetas, el viaje a San Rafael de Mucuchíes, las palabras de aliento del director, en general, el aprendizaje con mis compañeros y el compartir con un duro como José. Una de cal para el recuerdo.

Luego en el 3º año (a pesar de ser una chica normalita del grupo con más pena que gloria) quise meterme en todo lo que pude. Estuve en un taller que abandoné (Me arrepiento de eso) con el poderoso y enigmático Alejandro, impresionante director actoral... el cual partía de un método a lo grotowskiano y que pretendía montar "Macbeth" de William Shakespeare. Desertamos a cuenta gota y no hubo "Quórum" para la puesta en escena.

En ese mismo tiempo estuve en Antígona, una obra teatral del dramaturgo y poeta alemán Bertolt Brecht (1947), una pieza con una mirada social, de compromiso político, que abogaba por los problemas de la época sin ser el populismo de ahora. Esta realización estuvo a cargo de José. Fue mi montaje favorito de él, por lo menos de lo que he visto. Extraordinario en una palabra...

Yo era parte del coro (como cosa rara), y entre nosotros formaba parte de los "victoriosos". Creo que era tan nula que si hago mención de mi participación en la obra... La gente dirá: ¿Estabas ahí? No me acuerdo. Lo importante de nuevo es la experiencia de ver como José tomaba decisiones, veía como diigía a los actores, seleccionaba la música, los movimientos, todo.

Igualmente, estuve en mi primera obra con la gran Virginia Aponte (la llamamos Virgi por cariño). Se conocía como "Píntame Angelitos Negros" o cuyo nombre oficial era "La Última Dictadura" (de Virginia, jaja, así decían algunos). Una obra escrita por un amigo de la directora cuyo nombre no recuerdo y versionada por ella. Una creación poética que narra fragmentos de Andrés Eloy Blanco, poeta venezolano, que murió exiliado involuntariamente, sobre el pintor venezolano Armando Reverón y sus muñecas, y la relación con la muerte, la dictadura, la política, el pueblo, la tierra, la inspiración, los sueños, entre otros... Ahí fui una pregonera. Anunciaba junto a otras tres las escenas de la obra. La directora nos regaló a cada pregonera una linterna muy cuchi (el hecho de notificar cada escena era tan extraño, me parecía vano, nunca comenté nada al respecto). Estaba siempre en las escaleras durante la obra como una acomodadora de un cine. Me deleité con las imágenes paradisiacas de la obra. Mmm, era una espectadora privilegiada... Otra de arena.

Intenté también pertenecer a otra obra dirigida por Ana llamada "Los Intereses Creados" del Sr. Jacinto Benavente, dramaturgo y director, guionista y productor de cine español poco conocido.. Me llamaba la atención pertenecer a una comedia después de tanto drama. Audicioné y ¿Adivinen? Obtuve lo mismo de siempre el personaje más x... Pero muy divertivo llamada Laura. Era una alegría porque por fin caracterizaba una mujer. Laura era también superficial, de esas que siempre están pendiente del que dirán y sigilosas de cazar una oportunidad. Por mis otros compromisos adquiridos tuve que abandonar la obra.

lunes, 24 de agosto de 2009

"El Viaje de Said"

¡Qué rudo! Una dura verdad refleja esta pieza audiovisual de una duración de diez minutos... Muchos inmigrantes que transpasan su frontera para conseguir un sueño que en su nación no sienten alcanzable o para alejarse de la realidad que no pueden modificar en su país.

Sin embargo, este cortometraje musical de animación de plastilina, que narra la historia de un niño marroquí que cruza el Estrecho... Descubre que en el otro lado, en ese país de oportunidades, el mundo no es tan bello como le habían dicho.



Una trágica historia narrada a través de los ojos de Said... ( y quizás de muchos con ese deseo). Un cuento que ganó el Premio Goya 2007 como Mejor Cortometraje de Animacion dirigido por Coke Rioboo. En fin, una atrapante historia que te deja pensativo si alguna vez has imaginado dejar tu país de origen...

miércoles, 12 de agosto de 2009

Óscar Arias: “Algo Hicimos Mal”

Palabras del presidente de Costa Rica, Óscar Arias, en la Cumbre de las Américas.

Trinidad y Tobago. 18 de abril de 2009

Tengo la impresión de que cada vez que los países caribeños y latinoamericanos se reúnen con el presidente de los Estados Unidos de América, es para pedirle cosas o para reclamarle cosas. Casi siempre, es para culpar a Estados Unidos de nuestros males pasados, presentes y futuros. No creo que eso sea del todo justo.

No podemos olvidar que América Latina tuvo universidades antes de que Estados Unidos creara Harvard y William & Mary, que son las primeras universidades de ese país. No podemos olvidar que en este continente, como en el mundo entero, por lo menos hasta 1750 todos los americanos eran más o menos iguales: todos eran pobres.

Cuando aparece la Revolución Industrial en Inglaterra, otros países se montan en ese vagón: Alemania, Francia, Estados Unidos, Canadá,Australia, Nueva Zelanda… y así la Revolución Industrial pasó por América Latina como un cometa, y no nos dimos cuenta. Ciertamente perdimos la oportunidad.

También hay una diferencia muy grande. Leyendo la historia de América Latina, comparada con la historia de Estados Unidos, uno comprende que Latinoamérica no tuvo un John Winthrop español, ni portugués, que viniera con la Biblia en su mano dispuesto a construir “una Ciudad sobre una Colina”, una ciudad que brillara, como fue la pretensión de los peregrinos que llegaron a Estados Unidos.

Hace 50 años, México era más rico que Portugal. En 1950, un país como Brasil tenía un ingreso per cápita más elevado que el de Corea del Sur. Hace 60 años, Honduras tenía más riqueza per cápita que Singapur, y hoy Singapur –en cuestión de 35 ó 40 años– es un país con $40.000 de ingreso anual por habitante. Bueno, algo hicimos mal los latinoamericanos.

¿Qué hicimos mal? No puedo enumerar todas las cosas que hemos hecho mal. Para comenzar, tenemos una escolaridad de 7 años. Esa es la escolaridad promedio de América Latina y no es el caso de la mayoría de los países asiáticos. Ciertamente no es el caso de países como Estados Unidos y Canadá, con la mejor educación del mundo, similar a la de los europeos. De cada 10 estudiantes que ingresan a la secundaria en América Latina, en algunos países solo uno termina esa secundaria. Hay países que tienen una mortalidad infantil de 50 niños por cada mil, cuando el promedio en los países asiáticos más avanzados es de 8, 9 ó 10.

Nosotros tenemos países donde la carga tributaria es del 12% del producto interno bruto, y no es responsabilidad de nadie, excepto la nuestra, que no le cobremos dinero a la gente más rica de nuestros países. Nadie tiene la culpa de eso, excepto nosotros mismos.

En 1950, cada ciudadano norteamericano era cuatro veces más rico que un ciudadano latinoamericano. Hoy en día, un ciudadano norteamericano es 10, 15 ó 20 veces más rico que un latinoamericano. Eso no es culpa de Estados Unidos, es culpa nuestra.

En mi intervención de esta mañana, me referí a un hecho que para mí es grotesco, y que lo único que demuestra es que el sistema de valores del siglo XX, que parece ser el que estamos poniendo en práctica también en el siglo XXI, es un sistema de valores equivocado. Porque no puede ser que el mundo rico dedique 100.000 millones de dólares para aliviar la pobreza del 80% de la población del mundo –en un planeta que tiene 2.500 millones de seres humanos con un ingreso de $2 por día– y que gaste 13 veces más ($1.300.000.000.000) en armas y soldados.

Como lo dije esta mañana, no puede ser que América Latina se gaste $50.000 millones en armas y soldados. Yo me pregunto: ¿quién es el enemigo nuestro? El enemigo nuestro, presidente Correa, de esa desigualdad que usted apunta con mucha razón, es la falta de educación; es el analfabetismo; es que no gastamos en la salud de nuestro pueblo; que no creamos la infraestructura necesaria, los caminos, las carreteras, los puertos, los aeropuertos; que no estamos dedicando los recursos necesarios para detener la degradación del medio ambiente; es la desigualdad que tenemos, que realmente nos avergüenza; es producto, entre muchas cosas, por supuesto, de que no estamos educando a nuestros hijos y a nuestras hijas.

Uno va a una universidad latinoamericana y todavía parece que estamos en los sesenta, setenta u ochenta. Parece que se nos olvidó que el 9 de noviembre de 1989 pasó algo muy importante, al caer el Muro de Berlín, y que el mundo cambió. Tenemos que aceptar que este es un mundo distinto, y en eso francamente pienso que todos los académicos, que toda la gente de pensamiento, que todos los economistas, que todos los historiadores, casi que coinciden en que el siglo XXI es el siglo de los asiáticos, no de los latinoamericanos. Y yo, lamentablemente, coincido con ellos. Porque mientras nosotros seguimos discutiendo sobre ideologías, seguimos discutiendo sobre todos los “ismos” (¿cuál es el mejor? capitalismo, socialismo, comunismo, liberalismo, neoliberalismo, socialcristianismo…), los asiáticos encontraron un “ismo” muy realista para el siglo XXI y el final del siglo XX, que es el pragmatismo.

Para solo citar un ejemplo, recordemos que cuando Deng Xiaoping visitó Singapur y Corea del Sur, después de haberse dado cuenta de que sus propios vecinos se estaban enriqueciendo de una manera muy acelerada, regresó a Pekín y dijo a los viejos camaradas maoístas que lo habían acompañado en la Larga Marcha: “Bueno, la verdad, queridos camaradas, es que mí no me importa si el gato es blanco o negro, lo único que me interesa es que cace ratones” . Y si hubiera estado vivo Mao, se hubiera muerto de nuevo cuando dijo que “la verdad es que enriquecerse es glorioso”. Y mientras los chinos hacen esto, y desde el 79 a hoy crecen a un 11%, 12% o 13%, y han sacado a 300 millones de habitantes de la pobreza, nosotros seguimos discutiendo sobre ideologías que tuvimos que haber enterrado hace mucho tiempo atrás.

La buena noticia es que esto lo logró Deng Xioping cuando tenía 74 años. Viendo alrededor, queridos Presidentes, no veo a nadie que esté cerca de los 74 años. Por eso solo les pido que no esperemos a cumplirlos para hacer los cambios que tenemos que hacer.

Muchas gracias.

Simplemente brillante. Ojalá que un día de estos, lo más pronto posible, los otros presidentes latinoamericanos considerarán sus palabras. Dios quiera que dejen los discursos ideológicos y de resentimientos. Además de las enormes compras de armamento.

El presidente Arias nos da la esperanza, porque es cierto, de que todavía es posible cambiar. Lo importante es tomar conciencia y comenzar a actuar por ello.

lunes, 10 de agosto de 2009

¿Y el ganador de la entrevista de trabajo es para...?


El más fuerte. Así lo confirmó el Sr. Darwin… Todo es un ciclo evolutivo de selección natural. Pasó un gran tiempo desde el origen, creciste lo suficiente y llegó la hora. Cumpliste el pre-escolar, la primaria, la secundaria y estás por terminar (o lo hiciste) la universidad. Es el momento de emanciparte, de emprender la búsqueda hacia la libertad.

Tus padres te amaron y cuidaron lo mejor que pudieron. Ellos saben que esta es la oportunidad clásica de que un honorable descendiente empiece, de verdad, a enfrentarse con el mundo real y alejarse por completo de la burbuja protectora. La respuesta a ese planteamiento es la “independencia”. Y en este mundo, eso se consigue por la vía (aunque suene mal) del dinero, pero no es un camino fácil, y para ello hay que ganárselo.

Desafiar la lotería (que implica billetes y monedas) o asumirlo como adulto que eres y jugar a trabajar, donde demuestres los conocimientos adquiridos a lo largo de la existencia. Una profunda, experimental y larga película en la que se dibuja una silueta de persona y al lado se traza unas raíces bien fijas, una sólida base, en el cual el tronco empieza a endurecerse y a volverse más áspero; el individuo descubre que debe subir el Apamate en que se encuentra hasta el final con los ojos cerrados, y se da cuenta que tiene muchísimas ramas, que encuentra obstáculos que le impiden lograrlo y que cada vez las bifurcaciones son más inseguras y exigentes. El desenlace no es previsible, o quizá sí...



Entonces... obtener un trabajo conlleva una serie de pasos más rigurosos con el transcurrir de los años, que se inicia como un viaje en el que no sabes si eres el protagonista Ulises en la Odisea que llegará a Ítaca o para tu desgracia sólo serás un secundario.

Elegir con actitud positiva lo primero. Si es posible, investigar qué exactamente es lo que quieres hacer y qué te gusta para luego escarbar en que empresas se cumplen tus necesidades y exigencias. Es importante aclarar que está redactado tu CV sobresaliente, en el cual intentas destacar tu inteligencia, conocimientos, experiencias, talleres, cursos, habilidades, destrezas, idiomas, colegios a los que asististe, y todo etc. que pueda ayudar con el objetivo, porque ya has visualizado el objeto del deseo.

El segundo paso es enviarlo. Si has sembrado frutos, y tienes suerte, busca recomendaciones y te encomiendas a Dios para que alguien importante establezca contacto contigo.

Luego, hay dos opciones: que te deprimas porque pasen los días y no te convocaron (conmoción horrible) porque ni siquiera eres apto para que distingan tus capacidades personalmente. Otra posibilidad, es que ocurre el milagro, te alegras del llamado a competir a la selección del personal y pasas a la segunda etapa, una dicha que sorprende no por tu preparación, sino por la gran demanda y la poca oferta.

Por un lado, se intensifica el miedo, tienes que combatir con el disfraz del más poderoso y con las mejores tácticas y estrategias previamente ordenadas como en una guerra de Troya para lograr pasar a otra ronda, que va desde un método a lo “Gronhölm” en el que luchas con “animales racionales” por lo que anhelas. Y por otro lado, puede que te salves, pero quedan formularios y tres, dos o una entrevista laboral (dependiendo del tamaño y exigencia de la organización para dicho puesto) que te pone ansioso por ser observado como un ratoncito de laboratorio.

El mejor de los casos es tener la entrevista soñada. Das lo mejor. Y esto tiene dos respuestas: Lo que querías y lo que no, que normalmente es: Gracias, buena entrevista, te estamos llamando (y no lo hacen). Muchas veces viene lo difícil, un sueño roto y truncado. Finalmente te quiebras.




El meollo es que te crees apto por todos tus logros y fracasos, por tus virtudes y defectos. El jurado determinó lo contrario. El punto es que sabías que estabas muy lejos del Areté, pero ahora te percatas de estar en pañales. Haz de concluir que eres uno del montón. Sin embargo, no es razón para rendirse, es un duelo que involucra un aprendizaje para que en la repetición te hagas más fuerte y algún día logres el propósito que tenías impuesto o el nuevo sueño, producto de las costumbres de la vida.

lunes, 27 de julio de 2009

Revolución

¿Qué es revolución? Esta palabra de origen latín, según la Real Academia Española, significa:

1. f. Acción y efecto de revolver o revolverse.
2. f. Cambio violento en las instituciones políticas, económicas o sociales de una nación.
3. f. Inquietud, alboroto, sedición.
4. f. Cambio rápido y profundo en cualquier cosa.
5. f. Astr. Movimiento de un astro a lo largo de una órbita completa.
6. f. Geom. Rotación de una figura alrededor de un eje, que configura un sólido o una superficie.
7. f. Mec. Giro o vuelta que da una pieza sobre su eje.

Distintos o similares conceptos de un vocablo utilizado frecuentemente y que es la filosofía de vida de muchos y su razón de ser...

"Revolución" es también el cortometraje dirigido por el español Juan Pablo Martín Rosete (2002), basado en el relato del escritor polaco Slawomir Mrozek (La Revolución) y protagonizado por Miguel Rellán.

Efectivamente, una alegoría a la REVOLUCIÓN por medio de un hombre que redecora su habitación...

"Cuando trates de hacer una revolución nunca llames a un banquero, llama a un
poeta, pero ten por seguro, que vas a necesitar la fuerza"

Para mí, esas 10 letras, R E V O L U C I Ó N, son ideas enfretadas de Novedad vs. Persistencia para concluir en el Aburrimiento... Significados de términos que te gritan hacer una revolución, una transformación extrema o parcial para un resultado que con el tiempo se desgasta, es efímero y finaliza en lo mismo, en un sin sabor.

Sin embargo, la paradoja es que son millones los que defienden ese ideal: Revolución, revolución, revolución.