lunes, 2 de noviembre de 2009

Pocas de cal y muchas de arena... Mi experiencia teatral! (Parte III de III)

A mediados del 2009, gracias a lo hiperactiva que es la Srta. Vitti (una gran amiga, uno de los seres que más admiro y que tuve la dicha de conocer en mis estudios en la universidad), me invitó a ver una obra de teatro llamada "Improvisto" cuyo slogan rimado es "donde nada está previsto". Estuvimos a punto de no llegar a la función, pero gracias a Dios, y a un retraso en el inicio de la presentación, corrimos con suerte.

Esa pieza teatral, con una duración de una hora y media o casi dos, la disfruté muchísimo, era una gran improvisación, parecía mágica, con una hermosa música instrumental de un grupo llamado "Gaélica". El objetivo de "Improvisto" tenía como raíz la interacción del público, por medio de papelitos escritos por la audiencia (que no fueran refranes, groserías o títulos originales de obras), con esto y a partir de géneros seleccionados al azar se improvisaba. Me reí mucho, aunque muchos chistes no causaran tanta gracia.

El punto de todo esto es que en el programa de mano (que se entrega al inicio, y el cual hace referencia al personal artístico y técnico) había una nota de agradecimiento de una actriz que estaba feliz de haber podido formar parte del grupo esa temporada y también por su participación en un taller de "Akeké Circo & Teatro" los que presentaban el show. Al salir de la función, le comenté a mi amiga que disfruté a granel el espectáculo. Además, que "sería finísimo tener la oportunidad de realizar un taller con esa gente". A lo que la Sta. Vitti respondió: Yo los conozco, ellos el año pasado abrieron uno, este año no sé, pero te puedo dar su contacto, o por lo menos su página web para que te informes. Quedó así, como una promesa al aire que podía cobrar vida o no.

Al mes, ella me avisa que ese grupo de teatro abrió las inscripciones para un taller de "Match de Improvisación" dictado por Lilber Tovar. No tenía idea que significaba ni quien era ella, sin embargo, no dudé dos veces, y al día siguiente, saqué dinero del cajero, fui al lugar indicado, pagué y me anoté para ser parte del alumnado. Le comenté a mi amiga. Ella corrió al otro día a inscribirse. Y esperamos ansiosas la primera sesión.

Nos perdimos en Parque Central, no encontrábamos el sitio y nadie nos daba razón... Qué bueno que esta vez, éramos más que puntuales, nos dio chance localizarlo a la hora justa. Al llegar, observamos a un grupo "radicalmente" diverso, de diferentes edades y tendencias, todos mezclados, tanto los viejos como los nuevos, había una sensación de gran expectativa que invadía paulatinamente aquel espacio.

Mi amiga y yo teníamos miedo. Sentímos que salimos de una burbuja que representaba Teatro UCAB. Fue un verdadero primer día de piez izquierdo, tanto fue... Que ella tiró la toalla y se negó rotundamente a ir a otra sesión. ¿Qué ocurrió? Tensión, pero una tensión heavy, que después de cada presentación que pidió, Lilber, la facilitadora, había murmuraciones de muchos.... La impresión final de esa sesión fue de pánico, temor de volver a asistir y ser una idiota en escena después de unos cuantos años practicando el mundo de las artes escénicas. No obstante, con pavor y todo, odio renunciar sin poder intentarlo. Además, di una inversión menor que no retornaría jamás, así desistiera con la mejor excusa. En fin, no podía renunciar, o por lo menos, no quería.

La sengunda sesión, y las demás, fui yo sola. Para mi grata y enorme sorpresa cada ensayo era mejor que el anterior. Volvía a los inicios del teatro sin saberlo. Comenzaron por ejercicios físicos de estiramiento, calentamiento, y hasta yoga. Seguido de juegos de agilidad mental y física (volví a ser niña una vez más). Para continuar con ejercicios de improvisación y críticas constructivas de nuestras actuaciones (sí, de cada uno, yupii, y no de los especiales). Todo era improvisar, improvisar e improvisar. Lo importante era la concentración, disfrurarlo y querer hacerlo.

Confieso que al inicio declaré que era MALA CON MAYÚSCULA CUANDO TENÍA QUE IMPROVISAR EN CUALQUIER ÁMBITO DE LA VIDA. A ellos no les importó, era una obligación ejecutar en escena una improvisación, y si no querías, los demás te daban palabras de alientos, consejos, halagos, incentivos o cualquier cosa para que lo hicieras. Realmente estaba anonadada, no me lo creía en un grupo de desconocidos donde pensé que lo importante era la ley de Darwin, "la supervivencia del más fuerte", esto lo pensé siempre porque aparte esto era un proceso de audición para entrar al equipo de improvisadores.

De ser pésima pasé a regular, con buenos momentos, a veces de gran luz... Mejoré notablemente, ellos decían que mi mejor arma es que podía adaptarme a los demás. Comprendí que debía aprender a escuchar más y a tener más confianza en mí. Asimilé un poquito de cada miembrodel taller, desde los facilitadores hasta mis otros compañeros, de forma directa o indirecta amé a las personas que conformaron ese grupo. Sé que no era un cuento de hadas porque muchas veces sentí terror de pasar al escenario, equivocarme y ser juzgada duramente, pero cada vez que terminaba salía con una energía y una alegría abrumadora.

Lo bueno dura poco. Y el taller terminó. Tuve la dicha de tratar a personas tan extraordinarias como Lilber, Reynaldo, Carlitos, Christian, Nadia, Héctor y otros más como facilitadores. Así como unos grandes compañeros como Ron, Abiram, Nathalie, Alelita, Mariana, Ángel, Arianni, Anakarina, Ricardo, Los Raúl, Mafe, Javier, Francisco y otros más que se me están pasando por alto. No me entristecí porque no quedé seleccionada (para mí esto fue una de cal), realmente los que quedaron eran geniales, y descubrí que puedo ser buena si me dedico. La practica puede hacer al maestro como dice el refrán popular. Agradecí a Dios por permitirme esta experiencia. Como expresaría para cualquier proceso una excelente profesora (llamada Lucía Díaz Sas) y que a su vez dicen los gringos "Se necesita un 70 % de técnica y un 30 % de creatividad".

Concluí que no me voy a dedicar al teatro, que tampoco muero por ser actriz. Lo más probable es que intente hacer otro taller con este grupo maravilloso y auténtico, que no hace tanto ruido de ser unido como otros, y que tiene muchas nueces al recibir a cualquier persona si de verdad estás con la filosofía de ellos y lo demuestras. Un acercamiento al teatro profesional, sin dejar a un lado la perspectiva social (Una parte de ellos, son payasos de hospital, con cierta relación a la película "Patch Adams"). Fueron increíbles.

Por estar metida en otras cosas, rechacé una invitación del grupo a compartir con ellos. Espero que surja una ocasión más, y si no ocurre, no importa. Descubrí por otros proyectos, que mi pasión es el mundo audiovisual, aunque no sé exactamente en que cargo me destaque, tengo la seguridad plena de que es detrás de cámara, y eso nadie me lo quita. Efectivamente, un gran logro, una de cal pese a que parezca de arena. Esta fue mi experiencia teatral.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Pocas de cal y muchas de arena... Mi experiencia teatral! (Parte II de III)

Los personajes que amé fueron fragmentos en una gran propuesta. Recuerdo que al cursar, en mis estudios universitarios, la materia "Artes Escénicas", dictada por José y Virgi, nos tocó seleccionar una obra de la madre patria, de España. No había muchas opciones, pero la elegida fue "La Casa de Bernalda Alba" de uno de mis dramaturgos favoritos, también escritor y poeta español, el hermoso Federico García Lorca. La fracción fue de 10 minutos, o menos. Y yo era La Poncia. Fue genial.

La Poncia, la mujer de servicio confidente de la dueña, de la correcta Bernarda, la criada principal de la casa, sí, esa mujer. Me encantó su sencillez, sus palabras populares y sabias. Es curioso que los dos personajes que me maravillaron los llevé vestidos con el mismo suéter negro cuello de tortuga y con faldas negras parecidas. Esa fue una de cal arenosa.

El cuarto año lo abandoné. Estaba con mis problemas personales y me obstinaba ver, de vez en cuando, la hipocresía y el desdén de cierto grupo (personas particulares, que se consideran unos divos como si hubiesen obtenido el Premio Nacional de Teatro o algún Oscar por mejor actuación, lo cual comprendería si fuera el caso) a los que éramos simples mortales.

Sentía que me comenzaba a afectar el teatro y eso sí que no lo permitíría. Además, tendría de nuevo que audicionar para "Diálogos de Carmelita" de Georges Bernanos y no quería pasar por la vergüenza nuevamente de que me dijeran "Gracias pero no, eres pueblo" y luego una frase de cierre para calmar "No hay personaje pequeño".

El último personaje de mi estadía con Teatro UCAB fue Kathy. Ella fue mi favorita, le agarré mucho cariño. A Kathy la defino como una loca comunista, una hippie malcríada y una marihuanera guerrera, que pertenece a la obra absurda "Seis personajes sin sentido" del dramaturgo y escritor español Alfonso Vallejo escrita en los años 70. Era comedia esa porción en la obra "Variaciones sobre un mismo tema: Un ejercicio sobre la libertad" dirigida por Virginia.

Me presenté una vez. Y para lo patética que era actuando (o así me consideraba en ese momento), me llenó de satisfacción cuando la esposa de José me felicitó y dijo que la hice reir, que le encantó mi actuación. Fue Mágico, no glorioso, sino estupendo (ella no es amiga mía cabe destacar). Por primera vez pensé que tenía alguna posibilidad de creerme actriz y no árbol 1, árbol 3000 u hoja de árbol.

Luego ocurrió mi decepción teatral. Meses después ensayábamos para volver a presentar la obra en la UCAB, y faltando 3 días previos a las dos únicas presentaciones ocurrió lo inesperado. Mi querida Virgi (sin ironías) me partío el corazón teatralmente. Me dijo que era un desastre, que no era buena actriz, no tenía ese talento, y que no podía mostrarme al público. Sólo tenía un único chance para ensayar y ver si era posible que yo apareciera en la obra. No podía asistir por un taller relacionado con mi gran pasión que es el cine. Simplemente nop.

Qué deprimente que de 30 o 40 actores en escena yo era la peor. Además, mi personaje era compartido y mi hermana Kathy lo hacía mil veces mejor que yop (Fue buuurda de chimbo... Aunque quiero mucho a mi hermana, sí, mi compañera Dany que es un ángel, ella es increíble). Supongo que no era lo suficientemente digna para compartir escena con los otros. Ciertamente, nadie es indispensable o por lo menos lorelorediaz no lo era. Este fue la gota de arena que rompió la burbuja de cristal.

Lo más irónico fue la petición de Virgi de asistir a las presentaciones aunque no dijera nada (ojo, no como espectadora) y la llamada de una compañera para pedirme mi vestuaio ya que no pertenecía a la obra. Fue duro, pero superable, tengo una vida que no dependía de ese mundo. Realmente fue fino conocer otro grupo de teatro antes de ensayar de nuevo a Kathy. Gracias Teatro UCAB por la gran parte, enorme, de mi experiencia teatral... Pocas de cal y muchas de arena!

Esta es la segunda parte de esta cuento reflexivo porque a pesar de esto conocí gente maravillosa y especial, logré algunos de mis objetivos cuando audicioné hace 5 años: Valentía al hablar, mayor seguridad... Todavía me pongo nerviosa con público, pero ahora lo disimulo bien (Además esto me sirvió, sirve y servirá para mis otras pasiones audiovisuales). Gracias Virgi, gracias José y gracias Ana por conocerlos y enseñar parte de sus capacidades, talentos y magias teatrales.