domingo, 21 de junio de 2009

¿Qué te cuesta ser cortés y saludar?

Hay muchísimas cosas que me dan rabia, una de las cosas que más detesto, y que me saca la piedra de la gente: No poder saludar. No entiendo. No puedo concebirlo ¿Cómo es posible tanta descortesía? ¿Por grosería y porque simplemente me da la gana?

No hablo de saludar a lo loco a cualquier desconocido… No, no, no. Tampoco, el de ¡Epale, mira, te caigo bien, no te caigo bien! O si te lo inventaste y punto. Mi discusión parte cuando conoces a alguien y le has hablado por x o por y… Cuando has compartido parte de tu tiempo con ese ser y te nace tener la cortesía (como nos enseñaron con el manual de urbanidad o en casa) de por lo menos saludar.

La cuestión es con un conocido con el cual has estudiado, has hecho teatro, un cortometraje, tomado fotos, bailado toda la noche ó que has convivido en un pueblo, has estado en su grupo de lectura, liderazgo, voluntariado, trabajo... qué se yo, lo que sea.

Lo importante es recordar que has estado con esa persona varias horas para que sepa quién eres y para que tú sepas que no es capaz de sufrir amnesia. Compartiste algo y no es que te codeas de la nada o en tu memoria.

Entonces, entras a un espacio cualquiera como un parque, un restaurante, un salón, y das los ¡Buenos días! ó un sencillo ¡Hola! y nada. Total, eso no es conmigo. Ni una respuesta. El lejano oeste se quedó corto con ese silencio terrorífico.


En esos momentos, provocan pensamientos inciviles. Si abres la puerta y sabes que del otro lado hay gente maleducada que no te va a responder, (que no cambiarán su cara, pues, no ocurre nada, todo está excesivamente normal, sólo se hacen los autistas y cada quien sigue con su rutina) entrar y decir de acuerdo al público:

1.- ¡Hola Bichas! (Si son un grupo de mujeres) Apuesto a que alguna de ellas se ofenderá con tono quejón - ¡Ahhh!, ¿Qué dijiste?, ¿Qué acabas de decir? Y repites: ¡Hola Niñas! Lástima que a semejante saludo tampoco vas a lograr lo que quieres, que sean corteses a la primera.

2.- Sin son hombres (dependiendo del grado de confianza y valentía) gritar o refunfuñar: -Esta cuerda de imbéciles. Claro, ahí por el agravio verbal, también te van a responder: -¿Estás bien?, ¿Qué te pasa? O un hipersensible ¿A mí tú no me insultas? Lo que es seguro son las miradas como si fueras el producto de una locura.

3.- Entrar con piruetas, muecas o una incoherencia tal de ruidos o gestos que obligues a que te saluden (tomando en cuenta que la audiencia sea demasiado apática para que reaccionen con una acción) Pero me niego, me da fastidio dármela de interesante y llamativa.

Hay otras situaciones de desatención que ninguno contestará como al llegar a un lugar y todavía caminas mientras saludas, ó cuando pasas por un pasillo y te consigues a alguien. No es que sonríes para que te vea, para que el impolítico no lo sea y lo probable es que no te haya visto. Noooo, es que extiendas tu brazo y muevas tu mano de un lado a otro, saludes y digas efusivamente: ¡Hola Fulano!, y como extra quieras regalar una mueca a lo Jim Carrey. Y la otra persona ni se inmuta.

Recordamos, que has conversado previamente con esa persona y no por quedarte encerrado en un ascensor. Y la actitud del otro es: JAJA (tonito tipo Johnny Bravo) ¿Te conozco yo a ti,? ¡Por favor amore! ¡Jamás te saludaré porque es cuando a mi me da la gana!

Sin embargo, creo que la desobediencia menos descortés (no quiere decir que la defienda) es cuando estás casi a punto de chocar con esa persona y el indiferente se desvía de camino, se esconde, o improvisa atender una llamada celestial (o por celular) y no te saluda. Esta operación improvisada o premeditada es respetable, aunque uno no sea gafo y se de cuenta. Por lo menos no dirás ¡Oye!, sin que se quede en el viento con un gran eco que sólo tú seas capaz de escuchar.


Ahora bien, ¿Qué medidas puedes tomar con esas personas? Una amiga me dijo lo siguiente:

- Yo no saludo a nadie. Sólo a mis amigos…
- Del resto si se necesita saludar a esos idiotas, llego con mi gran sonrisa ( me imagino tipo guasón de Batman y comienza el teatro)
- ¡Hoooolaa Amelia! (o quien sea, de lo más exagerado que el otro no se lo espere)
- ¿Cómo estás querida Ameliaaa? (Y preguntas específicamente de lo que quieres)
- ¡Graaaacias Amelia! (Si lo obtengo o no es igual, me doy la media vuelta y ya está)
-Pero por lo demás no los saludo jamás porque ni ellos son más importantes que tú y tú sabes que no eres más importantes que ellos.

Ciertamente. Con esa acción todo sería más fácil. No hay razón de peso para darse mala vida. Todos somos iguales. Y no hay que demostrar lo contrario.

Pero, tengo unas cuántas preguntas reflexivas: ¿Será que hay personas que saludan cuando hay una regla específica? (que no aplique el chocarse de frente porque muchos tampoco saludan) ¿Por qué cuando eres niño e inocente te lo enseñan? ¿Para que lo hagas por puro interés cuando sólo lo necesitas? ¿Por diversión lo utilizas? ¿Será que la gente ya no saluda aparte de mala educación porque no estudiaron? ¿Es porque pega la luna? ¿Tendrán problemas existenciales? ¿Nos estaremos volviendo falsos y sin personalidad? o ¿Será que son unos retrasados? Los cuales reaccionan tan lento que saludan cuando ya no hay nadie que los vea.

Interrogantes sin respuestas que no comprendo. Una sociedad en decadencia que hasta ser educada les cuesta. Una regla que muere por cursi. Un escrito del que yo sólo deliberaré. En fin, un disgusto que no va a cambiar y que va a querer transformarme a mí en una descortés.